Resistiendo la tentación
Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.
(Marcos 14:38)
Es realmente libertador cuando aprendemos a decir «no» a la tentación. Jesús dejó un aviso importante para sus discípulos: ¡vigilen y oren! Quien está vigilante no pierde el enfoque. Observa atentamente y con cuidado, se mantiene alerta y tiene cautela ante todos los peligros a su alrededor. La oración actúa como arma para que ataquemos y nos defendamos de ese peligro constante. Cuando oramos constantemente nos mantenemos conectados a Dios y recibimos de él fuerzas para vencer al maligno y a nuestros propios malos deseos.
Evalúate siempre y examina tu corazón. Conoce tus propias debilidades y busca tu fortaleza en Dios. No vale la pena colocarse en situaciones en las que sabes que tienes probabilidades de caer. Sansón tentó sus límites, cedió a sus deseos y adoptó un estilo de vida reprobable. Infelizmente, él pagó caro por eso convirtiéndose en esclavo de sus enemigos. ¡Pero Jesús puede liberarte! Obedece lo que él dijo y no caigas en la tentación.
Aprende a resistir
¡Vigila tu vida! Observa si hay puertas (o brechas) por donde haya entrado la tentación. ¡Ciérralas ahora mismo!
¡Ora sin cesar! Una vida de constante oración es la clave para resistir y rechazar los malos deseos y pecados.
¡Deja los malos hábitos! Ya sabes cuáles son las áreas en las que eres más vulnerable y débil. ¡Huye del pecado!
Pide la ayuda y la sabiduría de Dios. Tal vez debas tomar actitudes drásticas como decir no a la corrupción, a los desequilibrios, los excesos o las ganancias deshonestas. Quizás debas terminar una relación que te hace daño, bloquear sites pornográficos, dejar amigos que te inducen a prácticas reprobables, abandonar vicios, etc. ¡Pídele ayuda a Dios y hazlo!
Habla con alguien maduro en la fe (pastor o discipulador) sobre tus dificultades y luchas en esa área. Pide su ayuda en oración.
Sigue la recomendación de Santiago 4:7: obedece, sométete a Dios. Resiste al diablo, y él huirá de ti.
Para orar:
Señor Dios, ayúdame a vencer mis debilidades. Perdóname por dar lugar a tantas cosas que te desagradan y ayúdame a mejorar, Padre. Purifica mi mente, mis ojos y mi corazón. ¡Son tantas las cosas que necesito abandonar! Enséñame tu camino perfecto en Jesucristo para que yo sea más parecido a él. Ayúdame a estar atento y en oración todos los días. No me dejes caer en la tentación, por favor. En el nombre de Jesús, amén.
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